Creencias

La Santa Biblia fue escrita por hombres inspirados divinamente y es la revelación de Dios de sí mismo al hombre. Es un tesoro perfecto de instrucción divina. Tiene a Dios por autor, la salvación por fin y la verdad, sin mezcla de error, por contenido. Por lo tanto, toda la Escritura es totalmente cierta y digna de confianza. Revela los principios con los que Dios nos juzga y, por ello, es y seguirá siendo hasta el fin del mundo el verdadero centro de la unión cristiana y la norma suprema por la que deben examinarse toda conducta humana, credos y opiniones religiosas. Toda la Escritura es testimonio de Cristo, quien es, Él mismo, el foco de la revelación divina.

Hay un solo Dios vivo y verdadero. El Dios eterno y trino se revela a nosotros como Padre, Hijo y Espíritu Santo, con atributos personales distintos, pero sin división en su naturaleza, esencia o ser.

Dios, como Padre, reina con cuidado providencial sobre Su universo, Sus criaturas y el curso de la historia humana, conforme a los propósitos de Su gracia. Dios es verdaderamente Padre de aquellos que llegan a ser hijos de Dios por medio de la fe en Jesucristo.

Cristo es el Hijo eterno de Dios. En Su encarnación como Jesucristo, fue concebido por el Espíritu Santo y nacido de la virgen María. Honró la ley divina con Su obediencia personal, y en Su muerte sustitutiva en la cruz, proveyó la redención del ser humano del pecado.

El Espíritu Santo es el Espíritu de Dios, completamente divino. Él exalta a Cristo. Convence al ser humano de pecado, de justicia y de juicio. Ilumina y da poder al creyente y a la iglesia en la adoración, la evangelización y el servicio.

El ser humano es la creación especial de Dios, hecho a Su imagen. Los creó hombre y mujer como la obra culminante de Su creación. Por su propia voluntad, el ser humano pecó contra Dios y trajo el pecado a la raza humana. La santidad de la personalidad humana se evidencia en que Dios creó al hombre a Su imagen, y en que Cristo murió por él; por lo tanto, toda persona, de cualquier raza, posee dignidad y es digna de respeto y amor cristiano.

La salvación implica la redención del ser humano en su totalidad, y se ofrece gratuitamente a todos los que aceptan a Jesucristo como Señor y Salvador, quien con Su propia sangre obtuvo la redención eterna para el creyente. En su sentido más amplio, la salvación incluye la regeneración, justificación, santificación y glorificación.

La elección es el propósito de la  gracia de Dios, por medio del cual Él regenera, justifica, santifica y glorifica a los pecadores. Todos los verdaderos creyentes perseveran hasta el fin. Aquellos a quienes Dios ha aceptado en Cristo y santificado por Su Espíritu nunca se apartarán del estado de gracia, sino que perseverarán hasta el fin.

Una iglesia del Nuevo Testamento del Señor Jesucristo es una congregación local autónoma de creyentes bautizados, unidos por pacto en la fe y la comunión del evangelio, que observa las dos ordenanzas de Cristo, se gobierna por Sus leyes, ejerce los dones, derechos y privilegios otorgados por Su Palabra, y procura extender el evangelio hasta los confines de la tierra.

Cada congregación opera bajo el señorío de Cristo mediante procesos democráticos. En esta congregación, cada miembro es responsable y rinde cuentas a Cristo como Señor. Sus oficiales bíblicos son pastores y diáconos. Aunque tanto hombres como mujeres están dotados para servir en la iglesia, el oficio de pastor está reservado a los hombres que cumplan con los requisitos establecidos en las Escrituras.

El bautismo cristiano es la inmersión de un creyente en agua. Es un acto de obediencia que simboliza la fe del creyente en un Salvador crucificado, sepultado y resucitado; la muerte al pecado, el entierro de la vieja vida, y la resurrección para andar en una vida nueva en Cristo Jesús.

La Cena del Señor es un acto simbólico de obediencia mediante el cual los miembros conmemoran la muerte del Redentor y anticipan Su segunda venida.

Es deber y privilegio de todo seguidor de Cristo y de toda iglesia del Señor Jesucristo esforzarse por hacer discípulos de todas las naciones, buscando constantemente ganar a los perdidos para Cristo mediante el testimonio verbal respaldado por un estilo de vida cristiano, y por otros métodos que estén en armonía con el evangelio de Cristo.

El primer día de la semana es el Día del Señor. Conmemora la resurrección de Cristo de entre los muertos y debe dedicarse a ejercicios de adoración y devoción espiritual.

Dios, en Su tiempo y a Su manera, llevará al mundo a su fin apropiado. Jesucristo regresará personal y visiblemente; los muertos resucitarán, y Cristo juzgará a toda la humanidad con justicia. Los injustos serán destinados al infierno. Los justos recibirán su recompensa y vivirán para siempre en el cielo con el Señor.

La causa de la educación en el Reino de Cristo está al mismo nivel que las causas de las misiones y la beneficencia general… debe existir un equilibrio adecuado entre la libertad académica y la responsabilidad académica. La libertad de un maestro en una escuela, colegio o seminario cristiano está limitada por la supremacía de Jesucristo, por la autoridad de las Escrituras y por el propósito claro para el cual existe la institución educativa.

Dios es la fuente de toda bendición, tanto temporal como espiritual; todo lo que tenemos y somos se lo debemos a Él. Los cristianos tienen una deuda espiritual con el mundo entero, una sagrada responsabilidad con el evangelio y una mayordomía comprometida sobre sus bienes. Por lo tanto, están obligados a servirle con su tiempo, talentos y posesiones materiales.

El pueblo de Cristo debe organizar asociaciones y convenciones que mejor aseguren la cooperación para los grandes objetivos del Reino de Dios. Estas organizaciones no tienen autoridad unas sobre otras ni sobre las iglesias. La cooperación es deseable entre las diversas denominaciones cristianas.

Todos los cristianos están obligados a buscar que la voluntad de Cristo sea suprema en sus propias vidas y en la sociedad humana... con el espíritu de Cristo, los creyentes deben oponerse al racismo, a toda forma de codicia, egoísmo y vicio, así como a todas las formas de inmoralidad sexual, incluyendo el adulterio, la homosexualidad y la pornografía. Debemos trabajar para proveer a los huérfanos, necesitados, abusados, ancianos, desamparados y enfermos. También debemos hablar en defensa de los no nacidos y luchar por la santidad de toda vida humana desde la concepción hasta la muerte natural.

La iglesia y el estado deben estar separados. El estado debe otorgar a cada iglesia protección y plena libertad para el cumplimiento de sus fines espirituales. Una iglesia libre en un estado libre es el ideal cristiano.

Dios ha ordenado la familia como la institución fundamental de la sociedad humana. Está compuesta por personas unidas por matrimonio, sangre o adopción.
El matrimonio es la unión de un hombre y una mujer en un compromiso de pacto para toda la vida. El esposo y la esposa tienen igual valor ante Dios, ya que ambos fueron creados a Su imagen. El esposo debe amar a su esposa como Cristo amó a la iglesia. Tiene la responsabilidad dada por Dios de proveer, proteger y guiar a su familia.
La esposa debe someterse con gracia al liderazgo servidor de su esposo, así como la iglesia se somete voluntariamente a la cabeza que es Cristo. Ella, creada a imagen de Dios al igual que su esposo y por tanto igual a él, tiene la responsabilidad dada por Dios de respetar a su esposo y de servir como su ayudante en la administración del hogar y en la formación de la próxima generación.
Los hijos, desde el momento de la concepción, son una bendición y herencia del Señor. Los padres deben mostrar a sus hijos el modelo de Dios para el matrimonio.